Cada vez más oscura,
cada vez más clara.

domingo, 29 de mayo de 2016

Ernesto Sabato - Entrevista "A Fondo"

Cuando Sábato presidió la CONADEP en la década del 80, sostuvo en EL NUNCA MÁS que durante los años 70 Argentina fue convulsionada por un terror que provino tanto desde la extrema izquierda como desde la extrema derecha (cuando habla de extrema izquierda entendemos que se refiere a organizaciones como Montoneros). 

Luego, estas ideas fueron utilizadas por la derecha para hacer eco de la teoría de los dos demonios. Sin embargo de ello no se desprende que Sábato fuese defensor de dicha teoría. 
El pensamiento de grandes escritores suele ser utilizado como cita de autoridad deformada (estrategia para convencer). 
En efecto, Sábato era antiperonista y ello fue aprovechado por pensadores de derecha. Pero a nuestro escritor de tendencia anarquista, tan importante en la literatura de nuestro tiempo y a los energúmenos de la derecha los separa un abismo. En todo caso podemos reconocer una cierta bondadosa ingenuidad en este gran escritor.

Pero recordar a Sábato como el creador de la teoría de los dos demonios en Argentina, es una profunda injusticia. Es el típico imaginario construido por una extrema derecha, utilizado también por cierto sector del trotskismo con dedo acusador. La cuestión es más compleja. Sábato estaba en contra de toda forma de violencia, de izquierda y de derecha. Esta postura era para él muy importante. Fue en efecto precisamente la política de fusilamientos del Stalinismo lo que lo llevó a abandonar su militancia comunista. Pero todo ello no implica que equiparase la violencia proveniente de ciertas organizaciones armadas, que por ejemplo derivaron en la confusa masacre de Ezeiza, la muerte de Benito SpahnBianculli, o José Rucci con el terrorismo de Estado en Argentina.   

Al escucharlo en la siguiente entrevista, no puedo menos que emocionarme. Si tuviera que definir a Sábato, en principio, no podría. Cómo definir a un hombre sin convertirlo en una etiqueta, en un bruto recorte sin vida. 


Me limito entonces a sintetizar una imagen que llegó a mi mente cuando lo escuché en la entrevista: se trata de un simple y gran hombre que cuando habla nos hace amar la literatura.