Cada vez más oscura,
cada vez más clara.

martes, 2 de febrero de 2016

El amor y el tiempo

¿Teníamos treinta años, o sesenta? Los cabellos de André se han encanecido tempranamente: en otra época, esa nieve que realzaba la frescura mate de su piel parecía una coquetería. Sigue siendo una coquetería. La piel se ha endurecido y agrietado, viejo cuero, pero la sonrisa de la boca y de los ojos ha conservado la luz. A pesar de los desmentidos del álbum de fotografías, su imagen juvenil concuerda con su rostro de hoy: mi mirada no le conoce edad. Una larga vida con risas, lágrimas, cóleras, abrazos, confesiones, silencios, impulsos, y a veces parece que el tiempo no hubiera pasado. El porvenir todavía se extiende hasta el infinito.

Simone de Beauvoir, La mujer rota.

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